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Alfil.be prevé triplicar su red de papelerías en España
Gema Boiza

El director de Expansión de la cadena, José María Turu, calcula que la enseña, fundada en Barcelona hace cinco años, tiene capacidad para pasar de los 140 locales actuales a los 400 en nuestro país.

Nació en el pico más alto de la crisis económica, entre finales de 2011 y principios de 2012, pero lo hizo con la teoría de que todo el mundo era potencial cliente de su negocio porque los artículos que iba a comercializar eran productos de primera necesidad.

Ahora, cinco años después de aquella apuesta, Alfil.be cuenta con 140 establecimientos operativos -la mayoría de ellos en la Comunidad de Madrid- y calcula que está en disposición de más que triplicar su red para llegar a los 400 locales, según ha explicado a elEconomista Franquicias José María Turu, director de Expansión de la enseña.

Una enseña que se ha hecho un hueco en el mercado nacional apoyándose en un partner que cuenta con un almacén en Guadalajara y otro en Málaga, que le permite no tener grandes stocks en sus papelerías, reduciendo así el tamaño de sus locales, que con este modelo necesitan menos stocks y, por tanto, reduce el precio de los alquileres de sus franquiciados.

No sólo eso. "Todo lo que compramos a ese partner se lo pagamos al contado y, a cambio, conseguimos el mejor precio del mercado". Con esta fórmula, la cadena -creada por Pere Brau y Antonio Riba- se convirtió en un intermediario entre lo que pedían los fabricantes de los productos papeleros y lo que querían los consumidores.

"Todo lo que está en Google existe, pero ninguna tienda puede tener en stock todo lo que existe. Por eso, nosotros, con nuestro partner hemos sido capaces de crear la papelera del siglo XXI y conectar al fabricante con el comprador haciendo que el negocio sea posible para el vendedor -para las tiendas físicas, las papelerías-", sostiene Turu. Esos vendedores son en su inmensa mayoría franquiciados de la cadena, cuyo sistema de franquicia también ha ido evolucionando en estos cinco años de recorrido.

Si al principio, Alfil.be apostaba por papelerías físicas en las que invertir unos 6.000 euros para tener en stock las referencias más vendidas del sector de las papelerías en España "adaptándolas a cada zona" con locales de unos 60 metros cuadrados -con un coste inicial de 16.000 euros-, a día de hoy la cadena cuenta con distintas opciones para incorporar a sus franquicias e incluso con un formato diferente de la franquicia en sí.

Modalidades de franquicias

A esas primeras franquicias, Alfil.be les ha dado la opción de entrar en nuevos segmentos de actividad para luchar contra el negocio estacional de las papelerías. Esto significa que los franquiciados de la firma que lo hayan querido han podido incorporar a su catálogo artículos y servicios vinculados con los hobbies.

Y en esa lista figura, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la elaboración de los álbumes de fotos, desde el material que se necesita para la elaboración de dichos álbumes hasta cursos y talleres ofertados a los consumidores interesados en cada tienda. Esos no son los únicos cursos.

En su empeño por diversificar sus servicios, Alfil.be también ha apostado por organizar talleres para niños, por ejemplo de manualidades. "Con esos talleres, que son muy minimalistas, ya que sólo necesitamos una mesa y unas sillas en nuestras tiendas, nuestros franquiciados tienen la opción de contar con otra opción para hacer caja, al tiempo que nos diferenciamos de cara a los consumidores".

Tengan o no esos servicios incorporados, las franquicias de Alfil.be están ubicadas en zonas que, según la compañía, son proclives a la compra compulsiva. Entre ellas están las áreas próximas a los colegios y a las farmacias, es decir, a aquellos lugares en los que hay presencia de público infantil y, por ende, de sus progenitores.

Comerciales franquiciados

Además de las tiendas físicas, Alfil.be tiene operativa su tienda online, donde cada pedido se asocia a una tienda, en función de la fidelización que en esa tienda se consiga hacer para con sus clientes. Y es aquí donde la firma convierte a sus franquiciados en comerciales de su zona.

"Nuestros franquiciados pueden ir a visitar a todas las empresas que estén próximas a su franquicia, ya sean grandes o medianas y pequeñas para ofrecerles todo tipo de productos, desde bolígrafos hasta papel higiénico, pasando por refrescos. Lo importante es que esas empresas, cuando necesiten rellenar existencias, lo hagan en la tienda online de Alfil.be y reporte un beneficio al franquiciado que haya hecho ese contacto", sostiene el directivo.

La figura del comercial es precisamente con la que la compañía ha decidido poner en marcha otro modelo para su franquicia. Un modelo en el que no existe tienda física.

Para estas franquicias, Alfil.be demanda 15.000 euros de inversión como paso previo a unirse a la marca.

Además de este modelo, Alfil.be ha decidido reforzar el que ya tiene diseñado para los centros comerciales, donde pide a sus franquiciados 16.000 euros para que pongan en marcha una papelerías más enfocada a la venta de artículos lúdicos. Esas tiendas son generalmente más grandes que las que la cadena tiene a pie de calle, aunque no existe una medida determinada para su puesta en marcha.

Planes internacionales

Con todos estos planes para el escenario nacional, José María Turu asegura que aunque la cadena de papelerías sí querría salir fuera de España a países de nuestro entorno como Francia o Italia, esa expansión internacional tendrá que esperar y de momento no llegará este año.

"Antes de salir al extranjero con nuestro modelo de negocio tenemos que adaptar nuestro catálogo de productos a los gustos de los consumidores de los países extranjeros y sobre todo encontrar un operador logístico con el que asociarnos para replicar el modelo que tenemos en España", matiza el director de Expansión de la enseña.